capitulo 5
UCA Del pueblo a la cuidad Yo tenía 19 años y a pesar de que ni el dinero ni la riqueza abundaban, yo estaba “feliz”. Me levantaba todos los días, desayunaba y recogía los huevos de la cocina, si habían sobrado, e iba a la cuadra a por los demás huevos que habían puesto. A las siete de la mañana me disponía a salir de casa con mi bicicleta y los huevos hacia Torrelavega. Los mayores peligros eran que me cayera y con ello los huevos se rompieran, o que de un bache saltaran los huevos o se pinchara una rueda. No ganaba mucho pero al menos aportaba algo. Por la tarde volvía agotada hacia casa donde solía ser recibida por mi madre. Después de decirla hola, iba a donde mi padre y le daba el dinero conseguido ese día. Un día me saque el carnet de conducir y el reparto cambio. Ya no tenía que jugarme una pierna o los huevos. Si no que solamente tenía que asegurarme de no infringir leyes. Fui creciendo y la situación en España empezaba a mejorar un poco y empecé a estudiar. En